Si existe una frase famosa en el mundo del marketing online, esa es la de «el contenido es el rey». Y así es. En un mundo en el que se crean miles y miles de webs al cabo del día, en el que queremos tener una buena presencia en redes sociales, los textos se vuelven imprescindibles. Es ahí donde surge la figura del copywriter. Encontrar a alguien que tenga feeling con la empresa que le contrata, a la vez que sepa transmitir a los demás sus valores, no es sencillo.
Bien mirado, la vida del creador de contenido tampoco es nada confortable. Os cuento un secreto: si alguien os dice que es un camino fácil de recorrer, miente. Si alguien os comenta que trabajarás poco y te harás de oro, también miente.
Lo más curioso es que nuestra jornada laboral no termina cuando pulsamos el «apagado» de nuestro pc. Es justo en ese instante cuando surge otro tipo de trabajo: el de observadores de todo aquello que nos rodea. Artículos, libros, televisión, podcasts… cualquier cosa es buena para recibir información y tener la capacidad de plasmarlo en nuestros textos. Es cierto que existen copywriters especializados en diferentes sectores, pero la mayoría de nosotros tenemos clientes que se dedican a áreas dispares. No es inusual encontrar a alguien que se dedica a lo nuestro y que escribe sobre temas tan variados como barberías, historia, ascensores, pasteles, viajes, arte… Alguien así requiere tener un poso cultural importante.
¿Qué cualidades debemos tener para no acabar siendo unos profesionales del montón?
Ten paciencia, el éxito acabará llegando
El día que decidas tirarte a la piscina, recuerda que no vas a ser la única persona que trabaje en tu sector. Como tú habrá cientos, al menos al principio. ¿Cómo puedes conseguir hacerte un hueco? Ya sea por cuenta ajena o propia, sé paciente y haz tu trabajo lo mejor que puedas. Puedes llegar a decir de ti que tienes una gran preparación o incluso que cuentas con muchos años de experiencia. Nos encanta poner frases como estas en nuestras webs, redes sociales o cuando solicitamos un empleo. Esos son mensajes huecos, que se convierten en papel mojado si no eres capaz de demostrar cuánto vales. Tus textos van a ser tu mejor carta de presentación para todos aquellos que decidan contratarte. Sé constante y acabarás teniendo una cartera de clientes con los que poder trabajar.
Sin curiosidad, no tienes nada que hacer como copywriter
Sí, es cierto, los copys somos personas curiosas por naturaleza. Siempre nos interesamos por todo. A mí, por ejemplo, como tengo clientes de todo tipo, me podéis pillar leyendo temas tan diversos como los de economía, la pintura en el Renacimiento italiano o cómo se hace una magnífica crema Chantilly. Hay compañeras que me han preguntado el porqué de no haberme especializado. La verdad es que me gusta no haberlo hecho. Disfruto estando lejos de mi zona de confort. En el mundo de los creadores de contenido, cuando no eres un experto en la materia, tu mentalidad cambia. Lo ves todo de manera diferente y eres capaz de darle un aire nuevo a los textos, para que el producto de tu cliente se distinga de la competencia.
¿En contra? Lo peor es cuando tenemos que trabajar para una compañía de la que desconoces el sector. Empezar de cero, saber cuáles son sus puntos fuertes y débiles, lo que tenemos que destacar, competencia… es laborioso y cuesta más ponerte al día. Pero a mí, la satisfacción personal de haberlo logrado, me compensa con creces el tiempo invertido.
Por mucho que te moleste, la perfección no existe
Si te dedicas a la escritura sabrás que a los textos siempre nos parece que les falta o les sobra algo. Los escribimos y nos los repasamos una y otra vez. Particularmente, casi nunca los encuentro redondos, independientemente del tiempo que hayas pasado con ellos. Escribo, repaso, cambio, vuelvo a repasar, vuelvo a cambiar, repaso de nuevo, añado algo, leo en voz alta… Incluso, en ocasiones realizo todo este ritual y acabo dejando el último chequeo para el día siguiente.
Al entregar un proyecto debes sentir que has dado lo mejor de ti. Muchas veces, nosotros somos nuestros peores enemigos. No te boicotees pensando que podías haber hecho más, porque eso te acabará bloqueando y poniendo una barrera entre tu cliente y tú. La experiencia ayudará a controlar tus inseguridades. Es cierto que la perfección no existe, pero ten una cosa muy clara: seguro que escribes mucho mejor de lo que piensas.
No te flageles con las críticas
Antiguamente, cuando hacías algo que no gustaba a alguien, se enteraba tu familia, tus amigos, los compañeros del trabajo y poco más. Hoy en día estamos expuestos al escrutinio público. Todo el mundo se cree que tiene derecho a juzgarnos a través de las redes sociales, incluso si no nos conocen de nada, ni saben cuáles son nuestras circunstancias. ¡Y de qué manera! Si te dedicas a ser copywriter, asume que vas a recibir elogios, pero también críticas. Ten en cuenta todas las que te ayuden a mejorar. Aprende de tus errores y serás mejor profesional. Con las destructivas, crea tu propia coraza y échalas a la espalda. Cuando los comentarios negativos te vengan una y otra vez a la mente, respira hondo y piensa en positivo. Ten muy presente que ni el escritor más reconocido del mundo gusta a todos.
La rutina es tu peor enemiga
Te levantas, desayunas, te sientas a trabajar en la oficina que tienes montada en tu propia casa. Por la tarde comes y vuelves a sentarte delante del ordenador, hasta que tocan las mil y te acuerdas que tienes que cenar. Tras la cena, ves un poco la televisión, miras el móvil y a dormir de nuevo. Parece un resumen muy simplista de lo que es la jornada laboral de un freelance, pero es real como la vida misma. ¿Qué imaginación vamos a ponerle a un texto, si nuestra vida es un tostón? Sal, muévete, anda por las mañanas antes de ponerte a trabajar, ve al gimnasio, tómate una cerveza con tu mejor amiga… ¡Vive! Las grandes ideas surgen del día a día.
¿No te ha ocurrido estar en la oficina, delante del ordenador y que no fluya ninguna idea? No te cierres a nada. Coge bolígrafo y papel y vete de dónde estás. Colócate delante de una ventana desde la que puedas ver el exterior o siéntate en algún lugar poco común. Si yo te contara la de veces que me ha fluido un texto estando en el sofá. Si ni tan siquiera así consigues nada, coge tu portátil y vete a una cafetería. Inspírate en lo que ves a tu alrededor. No te encorsetes haciendo siempre lo mismo.
Como has podido comprobar, ser un buen copywriter no es tan complicado como parece. Ya hemos visto que debes ser capaz de ser una persona curiosa y saber un poco de todo. Por otro lado, ten presente que no debes caer en la trampa del perfeccionismo o de que te lleguen a afectar demasiado las críticas. Sal, airéate, no caigas en la rutina porque acabarás sofocando tu creatividad. Tómate descansos cuando creas que es necesario, y vuelve con las pilas cargadas y con ganas de escribir. ¿Hay alguna otra característica que consideres esencial para un buen redactor de contenidos?